Esta vez os traigo un plato que puede resultar un estupendo aperitivo para estos días, de nombre largo y sabor intenso.
Predomina el sabor a cebolla, aunque cuente con ingredientes de marcado sabor como el jamón y el queso de oveja curado (que es el que yo he utilizado).
Hace unos meses atrás oí algo parecido un día en la televisión "croquetas de cebolla con jamón, queso de cabra y trufa" pero sin receta, ni explicación. Así que un día que estaba haciendo una cebolla caramelizada para otro plato se me ocurrió, y con lo que tenía en la nevera hice las croquetas. No sé si las que oí en la TV serían como estas (salvando las diferencias) pero estas están buenísimas os lo aseguro, sabrosas y super cremosas. Qué más se puede pedir!!!
Vamos que estamos encantados en casa con las croquetas, han desparecido en un abrir y cerrar de ojos lo que supone que tendré que volver a hacerlas. Eso sí son un poco laboriosas pero el final merece la pena y así ampliamos nuestra carta de croquetas, aunque la próxima vez les añadiré trufa y ya os contaré.
Ingredientes (salen entre 25 ó 30 dependiendo del tamaño):
1/2 kilo de cebolla - 1 c/s de salsa de soja - 80gr de jamón serrano a taquitos - 75gr de queso de oveja curado - harina integral - 3/4 litro de leche de oveja - AOVE - 2 huevos para el rebozado - sal - pimienta - pan rallado
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es caramelizar la cebolla. Limpiamos bien las cebollas y las cortamos en juliana, añadimos dos cucharadas de AOVE a una sartén y cuando el aceite esté caliente añadimos las cebollas. Salpimentamos y tapamos. Cocinamos a fuego muy lento durante una hora aproximadamente removiendo de vez en cuando. A mitad de cocción agregamos la cucharada de soja, yo utilizo una salsa de soja que sólo lleva soja, agua y sal. No es dulce y no lleva azúcar.
Conseguimos la caramelización de la cebolla a base de cocinarla lentamente durante mucho tiempo, no hace falta añadirle nada de azúcar la cebolla ya es bastante dulce. Pasado el tiempo veréis que se queda prácticamente transparente, con un bonito color dorado y con un sabor exquisito.
Mientras se nos templa la cebolla procedemos con el resto de ingredientes.
En otra sartén o cazo, lo que os resulte más cómodo para trabajar, añadimos 1 c/s de AOVE y cuando empiece a calentarse añadimos el jamón serrano. Le damos un par de vueltas con una cuchara de madera, no hay que dejar que se nos dore, y a continuación agregamos dos cucharadas soperas de harina integral. Refreímos bien la harina hasta que se tueste un poquito y poco a poco vamos agregando la leche de oveja. Salpimentar. Os recomiendo sacar la leche del frigorífico con la suficiente antelación para que se temple y no esté fría.
Según vayáis añadiendo la leche vais removiendo bien con un batidor para que no se hagan grupos. No tiene que quedar espesa sino mas bien cremosa. Cuando hayamos conseguido el punto de cremosidad deseado apartamos del fuego y entonces añadimos la cebolla caramelizada y el queso de oveja cortado a dados. Removemos bien para que se integren todos los ingredientes y reservamos. Rectificar de sal si fuera necesario, recordar que el jamón ya aporta suficiente sal. Cuando se haya enfriado a temperatura ambiente introducimos en el frigorífico y dejamos reposar toda la noche para que se impregnen bien los sabores.
Al día siguiente terminamos con la preparación de las croquetas. Batimos los dos huevos, añadimos un poquitos de sal y reservamos. En un plato ponemos harina integral y en otro pan rallado. El orden sería el siguiente:
- Harina integral
- Huevo
- Pan rallado
Yo las pasé dos veces. Con dos cucharillas de café cogemos porciones de la pasta y formamos una bola, la pasamos primero por harina y le damos forma, a continuación por el huevo y por último por el pan rallado. De nuevo otra vez por harina, huevo y pan rallado.
Según las vayáis formando las vais colocando en un plato o fuente. Una vez estén todas ya sólo queda freírlas, así que ponéis abundante aceite de oliva en una sartén o cazo y cuando esté humeante añadís las croquetas, bajáis a fuego medio y en cuando estén doraditas las sacáis y colocáis en un plato con papel absorbente para quitarles el exceso de aceite. Controlar la temperatura del aceite, ya que tienden a abrirse y arruinarían nuestra presentación.
Emplatado:
Colocar sobre una fuente o plato más decorativo y en cuanto estén templadas ya se pueden comer.
¡¡¡¡Qué aproveche!!!!
Aclaraciones/anotaciones:
Con las que os queden, si os quedan, las podéis congelar sin problema. Cuando las vayáis a utilizar freís igual que las anteriores, no hace falta descongelarlas solo que tardan un poquito más en hacerse.
Recordar que como yo soy intolerante a la lactosa no utilizo leche de vaca, así que vosotros podéis utilizarla en lugar de la de oveja sin problema, lo que seguramente suavizará el sabor de las mismas. Lo mismo con la harina integral, yo no utilizo harinas refinadas, así que sustituir la integral por la que utilicéis normalmente.
En cuanto a la cantidad de leche lo dejo a vuestra elección, dependiendo de si os gustan más o menos duras. Si hacéis la bechamel más dura pasar sólo una vez por el rebozado.
1 c/s = cucharada sopera
Ahora sólo me queda desearos lo de siempre ¡¡¡A DISFRUTAR!!!
Unas croquetas fantásticas, el toque de la cebolla caramelizada me ha chiflado!
ResponderEliminarmuchas gracias por participar!
Besos
Sandra
De nada Sandra, espero estar más atenta la próxima. La verdad es que la cebolla le da un toque estupendo.
ResponderEliminarBesos,